lunes, 11 de julio de 2011

Análisis del poema "viceversa" de Mario Benedetti

El poema que voy a analizar de titula "viceversa" de Mario Benedetti. Este reconocido escritor uruguayo nació el 14 de setiembre de 1920 y falleció el día 17 de mayo del año 2009. Benedetti perteneció a la generación del 45. La mayoría de poemas de Mario Benedetti versan sobre las contradicciones del amor y la confusión de sus sentimientos,  motivados mayormente por su única esposa y también por otros factores como por ejemplo su exilio. Este además puede ser el caso del poema viceversa.

Este poema consta de cuatro estrofas, las cuales también podemos calificar como apartados, Que nos sirven para poder analizar la estructura interna y externa de forma más ordenada. Cada apartado   excepto el último consta de cuatro cortos versos con siete silabas métricas cada una. Debido a este factor podemos calificar este poema como uno de arte menor. Para llegar a esto, en otras palabras para llegar a tener siete silabas métricas en los párrafos dos y tres, se han tenido que usar dos figuras literarias fundamentales para lograr que el poema tenga buen ritmo. La primera figura es la sinalefa, la cual une la vocal final de una palabra, en este caso "de", con la vocal inicial de la palabra siguiente, por ejemplo  “hallarte” (La “h” se anula porque es muda). Y la otra figura es la sinéresis, con la cual se unen en una sola silaba dos vocales que no forman un diptongo: preo-cu-pa-ción.

Otras, pero no menos importantes, figuras literarias son la epifora, con la repetición de las últimas palabras de cada verso a lo largo de la estrofa. Esta figura literaria le da al poema un sentimiento de desesperación, que junto con la antítesis, expresa contradicciones y confusiones en sus sentimientos más profundos, haciendo que el lector se involucre más en el poema. Además  como parte del análisis se puede decir que el poema presenta una gradación ascendente, en el sentido que el yo lírico, que podemos identificar como masculino, literalmente ve a su amada a lo lejos, la halla, la oye y por último toma conciencia de su situación, entrando en una confusión mayor.

En este poema el yo lírico nos trata de explicar su confusión y contradicción interna que siente en cuanto al amor. Manifiesta su miedo, su temor y su preocupación con respecto a encontrarse con la persona que ama pero que a la vez siente una esperanza, necesidad y alegría al sentir su deseo de acercarse a ella. El yo lírico nos dice implícitamente que está confundido y que su mente se contradice constantemente. Por ejemplo cuando escribe la palabra “ o sea” nos transmite una sensación de querer explicarse, aclarar su situación sentimental y amorosa, justificando sus contradicciones en cuanto a sus sentimientos. El yo lírico explica explícitamente, en la última estrofa, que no sabe si reamente está feliz y radiante o simplemente jodido. Y por último, la última palabra del poema es la que le da el título a este mismo.

En otro contexto podríamos decir que este poema fue escrito durante su exilio, en un periodo en el cual el autor sufrió mucho, extrañando a su único amor, su esposa. Y entrando en una época de confusiones y contradicciones con el deseo de volver a ver a su amada esposa.

miércoles, 1 de junio de 2011

¿Amor indígena?

Tipo de narrador: tercera persona
Lista y cronología de sucesos: presente
Personajes: el bollo, Laura, el patrón
Actante: el enamoramiento de Laura
Clímax: cuando Laura besa al bollo delante de su padre

Caminando, tras horas de agotamiento y estar ya sin fuerzas, llegaron varios hombres; unos que parecían ya mayores, otros altos, algunos gordos, llegaron en una fila muy ordenada a la hacienda del como ellos lo llamarían luego, el patroncito Rojas.

Una señora vestida de negro los hizo pasar a una habitación vacía y oscura, donde les dijo que esperaran a que el patrón viniera a seleccionarlos. Esperaron una, dos, tres horas y nadie con aspecto imponente se acercaba. Era ya casi las 10.00 de la noche, habían estado sin comer por casi ya cuatro horas, sentados en un cuarto frío. Tuvieron que pasar la noche ahí, durmiendo en el piso. A la mañana siguiente se apareció en aquel cuartito un hombre alto de tez blanca. De un grito ya todos estaban de pié. Sin vacilar ni un minuto comenzó, los iba señalando uno a uno mientras les iba indicando la tarea que realizarían para él, los seleccionaba de acuerdo con sus características físicas. A uno los mandaba a la cocina, a los más fuertes a la chacra a que la trabajen, a los más delgados los mandaba a limpiar baños, a alimentar cerdos y así sucesivamente.

Cuando le tocó el turno de ser señalado, un joven indígena de contextura gruesa, bajó la cabeza y cerró los ojos, como no lo había hecho ningún otro.
-¡Levanta la cara!¡Debo verte inútil!- dijo el patrón
El joven la levantó temblorosamente.
-Mmm, ya tengo la tarea perfecta para ti, verás con ese aspecto serás perfecto.
El indígena se lo quedó mirando.
-¡Ja ja ja!- rió el patrón - ¿Buscas explicaciones? Te daré una buena. Yo tengo una hija muy hermosa y  necesito un esclavo personal para que ella tenga lo que quiera.
- Patrón si no es muy atrevido me gustaría preguntar ¿por qué me eligió a mí para tan honrosa tarea?
-¡Cállate perro! ¡Indio ignorante! ¿Quién te dijo que podías hablar?
El indígena volvió a bajar la cabeza
- Bueno, te lo diré ya tanto que insistes. Como ya te he dicho mi hija es muy hermosa, pero vivo con el temor de que se enamore de un sirviente sucio...Pero...¡ha¡ Mírate nada más. Eres un gordo ignorante. Vergüenza de persona ¿De verdad creerías que  Laurita se enamoraría de ti?
- No señor.
- Tu mismo lo has dicho, bollo. ¿Sabes por qué bollo? Porque eres un gordo grasiento, igual que esos panecillos tan desagradables. ¡Ahora vete! Y no llegues tarde a donde tu nueva patrona. ¡Anda!¡ Muévete...bollo! !  

Esa misma tarde, se encaminó el bollo hacia la habitación de Laura. Apenas ella abrió la puerta, el bollo puedo sentir una mirada de asco penetrando sobre él. Mientras que el observaba a la mujer, o chica mejor dicho, más bonita que había visto en su vida.
-¡Acj! Mi padre se enterará de esto ¡Papaaá!
Y salió de prisa a buscar a su padre.
-¿Cómo es posible que me traigas esta desgracia como sirviente?
- Yo sé por qué tomo mis decisiones Laura. Además él si podría aguantar unos buenos golpes, en caso de que se ponga insolente.
De regreso a su habitación, donde el bollo seguía parado con la vista en el suelo:
-Tú, bollo, ve y tráeme algo rico para come ¡Rápido!¡Muévete!
El bollo se encaminó hacia la cocina, por el camino podía ver escenas aterradoras, indígenas esclavos siendo azotados por los patrones, en todo lado se veían restos de sangre, salpicados por la acción de los latigazos. En ese momento solo se le vino a la mente la suerte que había tenido al servirle solo a la engreída de Laura. Al llegar a la cocina se encontró con otro indígena, amigo de la infancia:
-¿Qué haces aquí?
-Vengo por algo de comida para Laura.
-He escuchado varias cosas; una que ahora te dicen el bollo ¿es cierto?
-Sí
-Y la otra que Laura tiene la misma edad que tú solo que no lo parece y que su padre, el patrón, no la deja ver a ningún chico y que la mayoría de su vida la ha tenido encerrada. Dicen que es muy celoso.
-Bueno no lo sabía, mejor me voy antes de que Laura me pegue.
Y así pasaron los días, los meses y los años. Laura no le dirigía la palabra a menos que tuviera una orden para él o un reto sucio y desagradable que le divertía a ella, como correr y revolcarse en las eses de los cerdos. Y el bollo no se podía negar porque si lo hacía, él sabía que le esperaba algo peor.

Con los años ese jueguito perdió gracias y Laura se fue acostumbrando más a la presencia del bollo. Ahora después de casi dos años, Laura ya le platicaba por lo menos, cuando estaba aburrida.
-¿Sabías? Mi padre no me deja salir, me tiene aquí todo el día.
-No lo sabía
-Creo que tú eres el único hombre con el que puedo hablar. Anda no seas tímido, contéstame.
Pasados ya casi diez meses Laura y el bollo fueron tomando confianza. Hablaban muy seguido, hasta que un día el patrón los vio conversando alegremente y le prohibió al bollo acercarse a su hija y que él solo estaba permitido para servirle. Pasó como un mes antes de que Laura  lo buscara a escondidas para poder hablarle. El bollo siempre trataba de no hacerse ilusiones, se repetía las mismas palabras que su patrón le había dicho el mismo día que llegó a aquella hacienda.

Una noche que Laura lo buscó para hablar, se reunieron en el cuarto donde el bollo estuvo por primera vez.
-Sé que esto sonará raro para ti- dijo Laura- pero creo que tu nunca te atreverías a confesarlo.
-¿Qué cosa? ¿De qué me hablas?
-De que te gusto ¿no es cierto?
-Mmm- el bollo vaciló un poco- mmm yo… mmm…
-Tranquilo
-Es que yo…
-Déjame decirte que tú también me gustas. En todos estos años me he llegado a enamorar de ti. Tú fuiste el único con el que contaba para poder divertirme, hablar.
-Sí me gustas Laura
Pero antes de que él hubiera terminado de decirlo, la puerta del cuarto se abrió y entró el patrón, con paso firme y los ojos hinchados por la cólera. ¿Habría escuchado algo?
-¡Desgraciado! ¡Indio maldito! ¿¡Aprovechándote de mi hija perro?!
-No patrón
-Inútil, perro maldito- gritaba el patrón mientras sacaba un látigo.
-No padre, tu no entiendes, yo lo quiero.
-No digas tonterías Laura- dijo mientras alzaba el látigo con la intención de dar un golpe seguro.
-¡No! – grito Laura y siendo más rápida que la mano que su padre, lo jalo al bollo, lo volteó y le dio un largo beso mientras el látigo hacía un fuerte ruido chocando contra su débil espalda.